Exhibe la Cátedra Caminante “Tata Juan Chávez Alonso” los proyectos de muerte que amenazan a los pueblos indios
Un muestrario interminable de agravios a los pueblos indios de México
se presentó en el primer día de los trabajos de la “Cátedra Caminante
Tata Juan Chávez”, que con la participación de cientos de delegados de
pueblos, naciones y tribus indígenas del país, del subcomandante Moisés y
de un grupo de comandantes y bases de apoyo zapatistas, inició hoy en
el Centro de Capacitación Indígena (CIDECI), con el fin de fortalecer la
defensa de los territorios y su autonomía.
Durante la primera de dos jornadas
previstas, se fue deshilvanando la ofensiva más severa que han
enfrentado los pueblos indios desde la colonia española. Acueductos,
carreteras, minas, planes inmobiliarios y un sinfín de megaproyectos que
invaden los territorios indígenas del país, acompañados de estrategias
de división, contrainsurgencia y represión abierta, se fueron
exponiendo. Todos los delegados, sin excepción, coincidieron en lo
importante de unir sus resistencias para enfrentar el despojo.
La inauguración de la Cátedra Caminante
“Tata Juan Chávez Alonso” contó con la presencia también de los
comandantes zapatistas Tacho, Zebedeo y Moisés. En su participación, el
subcomandante Moisés pidió a los representantes yaquis, tzeltales,
purhépechas, nahuas, hñähñus y zapotecos, entre otros, mantener fuera de
intereses económicos sus luchas que, afirmó, sostendrán unidos.
Acompañados de una lluvia intermitente
de los Altos de Chiapas, comenzaron los testimonios de las resistencias
de los pueblos, que se dividieron en bloques geográficos, del norte al
sur. Los yaquis denunciaron el despojo de agua que los mantiene tomando
una carretera en Sonora desde finales de mayo; los kumiai de Baja
California afirmaron, a través de un mensaje escrito, que como “indios
de la tierra seguimos firmes en la lucha por recuperación de tierras y
de todo lo que heredaron los dioses”.
La mitad del auditorio está compuesto
por jóvenes zapatistas que toman notas, con pasamontañas que indican su
pertenencia al Caracol I, con sede en Oventik. Con atención, las jóvenes
siguieron el testimonio de Magdalena García Durán, mazahua detenida en
2006 durante el operativo contra el pueblo de San Salvador Atenco, quien
relató sus vivencias cotidianas de discriminación con policías que la
agredían por portar trenzas largas.
El comunero José Cruz, de Milpa Alta, en
el Distrito Federal, dio lectura a una carta que Félix Serdán Nájera,
combatiente jaramillista y mayor honorario insurgente del EZLN, le dio
en 2011 para los integrantes del CNI y del EZLN. En el documento, el
veterano guerrillero lanzó: “pongo mi corazón en ustedes”, y pidió
seguir en pie de lucha y buscar una forma de comunicación permanente.
Lo zoques desplazados hacia Jalisco, por
la erupción del volcán Chichonal en los setentas, afirmaron que, a
pesar de que salieron de su territorio, se reconfiguran como pueblo en
unión con los zoques de Chiapas y pidieron ser reconocidos en esa
diferencia. “Somos de antes, pero somos nuevos”, afirmó Fortino
Domínguez, haciendo alusión a los zapatistas.
Con la voz del pueblo de Ayotitlán,
Jalisco, llegó la historia de la lucha por recuperar sus tierras
comunales y la resistencia ante la minera Peña Colorada, que amenaza con
desaparecer a quienes se opongan a su operación. El pueblo coca de
Mezcala, en el mismo estado, denunció la amenaza turística a su isla
sagrada y la existencia de guardias blancas de los empresarios.
Desde Michoacán vino el mensaje de los
nahuas de Ostula, que resaltaron su gran dolor por los 30 asesinados,
cuatro desaparecidos y cien familias desplazadas que ha dejado su pelea
contra el crimen organizado y los invasores mestizos, pero, afirmaron,
“aún tenemos vida comunitaria y la posesión de tierras recuperadas”. Los
purhépechas de Cherán recordaron su “Ya Basta”, como llaman a su
insurrección del 15 de abril de 2011 contra los talabosques. Afirmaron
que es difícil hablar de autonomía, pues “el mal gobierno y partidos
cada día atacan y rondan más agresivamente con sus programas para que
nos desanimemos”.
Siguieron los testimonios de una
comunidad ecológica en Michoacán, de los pueblos de la sierra del Ajusco
en el Distrito Federal –que, unidos, viven las presiones de la mancha
urbana y el proyecto carretero Arco Sur en su territorio, que constituye
el 40 por ciento de las tierras de la capital del país- y otros, que,
como señaló el purhépecha Elpidio, de Arantepacua, “compartimos un mundo
de problemas, pero también de esperanza como pueblos originarios para
reforzar nuestra convivencia colectiva y comunitaria”.
Los trabajos del CNI, fundado en 1996 en
Nurío, Michoacán, continuarán el resto del día 17 y todo el 18 de
agosto. Se prevé, dado el carácter itinerante de lacátedra, la
realización de otras sesiones en “distintos puntos de la América
originaria en todo el continente, conforme la geografía y el calendario
que vayan acordando sus convocantes y quienes se adhieran en su
oportunidad”, señaló el EZLN en la convocatoria.